Me mantengo optimista porque confío en la mayoría de maestras y de familias.
La educación que queremos s se fundamenta en la calidad de las relaciones y en saber poner a los niños y a las niñas en el centro de la reflexión.
La calidad de la innovación educativa se fundamenta en estar atento en como cada niño vive la relación con el mundo y buscar como acompañarlo.
El profesorado y las familias han sido siempre quienes han promovido las mejores prácticas educativas.
Las familias se reinventaron en el confinamiento.
La mayoría de maestras saben que su profesión no tiene que ver con conseguir que los niños se adapten a su programa sino que reinventan planes para que cada uno de ellos se sepa singular.
De los buenos maestros he aprendido que a las familias le ayuda que no les traspasemos nuestro malestar ni nuestras incertidumbres sino que necesitan sentir la escuela como un entorno encalmado, seguro y protector.
He visto como los buenos maestros reciben a los niños contagiando optimismo, calma y afectos. Convierten las inquietudes en diálogos e investigación. Apaciguan el temores con ternuras e ilusiones.
Los cuentos siempre hablan de retos, peligros, obstáculos, temores, tristezas... También hacen presente el amor, el esfuerzo, el ingenio, el coraje, la complicidad, la tenacidad,
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